sábado, 30 de noviembre de 2013

Jueves 21 noviembre

Hoy parece que el tiempo no va a acompañar, dan frío y lo peor de todo mucho aire, menuda combinación. Nosotros como siempre no hacemos mucho caso y nos aventuramos a ir. Tomando café, hemos quedado en vernos a la hora de la comida con uno de los chavales que cazan los jueves, hoy viene solo, le ha fallado el compañero.
    Bajarnos del coche y ver que quizás nos teníamos que haber quedado en casa, ha sido instantáneo. Hace un aire insoportable, casi no se puede andar y lo peor de todo es que multiplica la sensación de frío, para rematar está el día nublado, ni un rayo de sol. No nos hemos quitado los guantes, el gorro y la braga en todo el día, y eso que andando lo que andamos, normalmente nos sobra ropa. Hemos ido a la zona de la cantera, buscando el bando de perdices del otro día. Casi de vuelta al coche y sin ver prácticamente nada, se ve que a los animales no les gusta tampoco este tiempo, hemos visto el bando. Han dado una primera volada en dirección al sucio de los conejos, se han quedado justo en el campo de antes, en la zona alta. Mi hermano se ha ido por su izquierda, yo por la derecha. Las iba viendo apeonar hasta que finalmente se han vuelto a levantar, una hacia mi hermano y las otras rectas. Al llegar al filo donde empieza el sucio he ido con cuidado por si se levantaban, pero nada. Mi hermano ha llegado y tampoco las había visto. Le he dado otro repaso al alto, por si se hubiera quedado la que iba sola, pero sin resultado. Hemos hecho el sucio y lo mismo. Así que hemos vuelto hacia la izquierda en dirección a la cantera. Mi hermano por debajo  no ha tardado en dar con ellas, lo he visto que apuntaba al entrar en un margen y es que con el aire se ha metido encima de ellas y no se han dado cuenta, ha visto una apeonando y se ha esperado a que se levantara, le ha soltado dos tiros y nada, entonces se han levantado justo delante de él, cuatro o cinco más, ha tirado el tercero y tampoco se ha quedado con ninguna, está negro, bueno cosas que pasan, a veces se fallan las fáciles y otras se cobran las difíciles. Me ha llamado para que crucemos la carretera ya que ha visto hacia donde iban. Al otro lado hay un campo de almendros, bueno había, porque los han arrancado y están todos en el suelo. Me he ido hacia la derecha y él cogiendo el margen de arriba. De repente lo escucho tirar y veo el pelotazo de la perdiz, hacia atrás, entre los dos, vuela otra, está lejos, pero disparo unos dos metros por delante de ella, por si acaso suena la flauta, cosa que no pasa como es normal. Hemos intentado levantar las otras, y salvo mi hermano que las ha visto volar un par de veces, yo no las he vuelto a ver. Eso sí, nos hemos reventado de andar por los campos, y encima estaban bonitos después de las últimas lluvias. A la vuelta hacia el coche, las he vuelto a levantar entre unos almendros, les he soltado un tiro por tirar y ya no hemos vuelto a saber de ellas. En esos mismos almendros, mi hermano ha cobrado el primer conejo del día, parece que hoy todo le sale a él.
    Hemos cambiado de zona, hacía las viñas, pero la cosa no ha cambiado mucho, más bien nada. Únicamente en la parte de los bancales sucios me he quedado con un conejo y de las perdices ni rastro. Le he dicho a mi hermano de hacer un trozo que hay pegado al pueblo, pero al llegar había gente recogiendo las olivas, así que hemos decidido de llamar al otro para comer juntos. Tal como estaba el tiempo, hemos dado cuenta del bocadillo dentro del coche porque fuera no hay quien aguante de pie.
    Hemos decidido dar una vuelta los tres juntos, por encima de la gasolinera, nos ha dicho que andaban por allí algunas perdices. Nada más bajarnos del coche, hemos visto que había un montón de torcaces en unos olivos, parece que algún tiro les pegaremos, porque tenemos que pasar por allí. Así ha sido, nada más entrar se han empezado a levantar, primero he tirado a un grupo de tres o cuatro, no me parecía que fueran muy largas, pero no sé si será por el aire tan fuerte que hace, ni se han movido. Al momento me ha entrado otra, de lado, esta si se ha ido al suelo. Luego he tirado otra que se ha ido muy tocada pero no la he visto caer. Mi hermano también ha tirado, no sé que habrá hecho. He visto descolgarse una perdiz de donde venían ellos pero muy lejos. Según íbamos rodeando el cerro, otras tres o cuatro han volado hacia los llanos de abajo, cualquiera las va a buscar ahí. Casi al final de la vuelta, se ha levantado otro bando grande de torcaces y he bajado otra, bueno a falta de pan, además hacen una sopa riquísima. Hemos llegado al coche y vamos a ir a la granja, a cambiar de sitio y ahora que el sol quiere aparecer, a ver si somos capaces de hacer algún conejo más, antes de terminar.
    Se ha venido el otro con nosotros, así que empezamos a dar la vuelta de siempre. Me asomo en mi sitio, junto a la alambrada y nada. Bajo con la Jara y se queda de muestra en el primer filo, salta el conejo por abajo, pero lo veo bien, así que a la mochila. Seguimos dando la vuelta, y en los bancales la Jara se ha marcado otra muestra, el conejo ha salido como un rayo, pero por suerte está limpio y lo he dejado frito con el primero. Llegando a la linde con la autovía veo el bando de perdices de siempre, y hoy, como no, cogen en dirección al maíz. A ver si lo cosechan ya y les podemos meter mano, sino es imposible. Más adelante he visto tirar al otro chaval, supongo que un conejo. Hemos llegado al coche, el otro y yo con dos conejos cada uno y mi hermano sin nada, pero es que tampoco ha podido tirar, en fin, mal día. En total han sido entre los dos cuatro conejos, una perdiz y tres torcaces, demasiado para el día de perros que ha hecho. 

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